El Amargo Obrero surge como reacción a las bebidas dulces que tomaban las clases burguesas en la Argentina de fines del siglo XIX. Su famosa etiqueta muestra un brazo con el puño en alto sosteniendo una hoz y un puñado de espigas de trigo, el sol asomando, y a sus costados imágenes fabriles y un hombre labrando la tierra, describiendo un país de trabajo fecundo.

Se elabora macerando 45 tipos de hierbas, provenientes principalmente de Córdoba y Entre Ríos, que luego son mezcladas con extracto de regaliz y rebajados a 20% de alcohol. Tiene un sabor amargo y ligeramente dulce, con una fuerte presencia herbal y delicadas notas a vainilla.

Puede ser consumido puro, con hielo o mezclado con soda. Una de las formas de consumo más populares en la actualidad es combinado con gaseosa de pomelo.